Los aguajales son humedales boscosos que proporcionan bienes y servicios que son aprovechados por diversas comunidades en la Amazonía. En la región Loreto, los aguajales abarcan más de 5 millones de hectáreas, representando el 14 % de la superficie de todo el departamento.
La palmera nativa dominante es conocida localmente como aguaje (Mauritia flexuosa) y sus frutos son altamente demandados en los mercados locales. Se estima que en la ciudad de Iquitos el consumo de este fruto puede llegar a las 8200 toneladas por año.
El aguaje cumple un rol económico muy importante en las familias de la Amazonía peruana. Los frutos se aprovechan y comercializan bajo diferentes formas, desde bebidas, helados, mermeladas, artesanías, tejidos, y hasta como materia prima en la industria del papel y cartón. Sin embargo, existen todavía algunas limitaciones para lograr su aprovechamiento sostenible por parte de las comunidades nativas y campesinas de Loreto.
En este contexto, la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA) y FOREST+, un proyecto de USAID y del Servicio Forestal de los Estados Unidos, se unen para trabajar en una meta en común: mejorar el marco legal e institucional de las condiciones de acceso y aprovechamiento de las frutas y semillas de las palmeras del aguaje en la región Loreto.
Para ello, especialistas de la SPDA brindarán un asesoramiento jurídico a nivel regional y nacional, bajo un enfoque de gobernanza local basado en el manejo que las comunidades realizan, trabajando de la mano con el Gobierno Regional de Loreto, el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor), y el Organismo de Supervisión de los Recursos Forestales y de Fauna Silvestre (Osinfor); para el aprovechamiento de frutos y semillas silvestres y materias afines del aguaje.
“El aprovechamiento sostenible del aguaje es una oportunidad para mejorar los medios de vida de las comunidades nativas de la Amazonía y un reto para adecuar el marco legal a la realidad del manejo, uso y costumbres locales. Además, la correcta extracción del fruto sin tumbar la palmera como se hacía antiguamente, ayuda a mitigar los efectos del cambio climático a partir del buen manejo de las turberas.”, comenta Luis Zari, especialista legal del Programa Bosques y Servicios Ecosistémicos de la SPDA.