Las personas defensoras de los derechos humanos ambientales desempeñan un papel crucial en la protección de la biodiversidad y la acción climática. Sin embargo, a pesar de su importancia, enfrentan amenazas graves, como violencia de género y asesinatos, especialmente en comunidades indígenas, lo que compromete su capacidad para llevar a cabo su labor de defensa. Las mujeres, debido a su doble condición de defensoras y mujeres, son particularmente vulnerables a estas formas de violencia.
Por eso, este 15 de octubre en el Foro Sudamericano de Conservación de la UICN, especialistas y lideresas indígenas de Perú, Ecuador y organizaciones internacionales compartieron experiencias sobre la situación actual de las mujeres defensoras del ambiente y los derechos de sus comunidades en el evento Defensoras ambientales y de los derechos humanos: experiencias y estrategias desde los territorios, y oportunidades que ofrecen foros a distintos niveles para crear un espacio civil seguro
El eventó contó con la participación de Grettel Aguilar, directora general de la UICN quien destacó que son las mujeres quienes se encuentran en primera línea de defensa del territorio. Además, señaló que “las mujeres indígenas tienen un doble riesgo. El de ser indígenas y el de ser mujeres”. Por eso, señaló que desde la UICN no es posible conservar los recursos naturales sin un trabajo articulado sin ellas.
Silvana Baldovino, directora del Programa de Biodiversidad y Pueblos Indígenas de la SPDA abordó cómo desde los distintos marcos globales que existen se pueden armar estrategias que contribuyan a la protección de las defensoras ambientales.
“Las herramientas internacionales están, pero la idea es retarnos a pensar cómo vamos a usar estas herramientas en espacios importantes como la COP que se nos viene”, señaló. Además, resaltó que existen dos enfoques importantes a considerar y posicionar en estos espacios clave: género e interculturalidad.
“Es un momento crítico el que se viene con la COP. Las oportunidades son muchas. Es el momento para evidenciar la importancia de los Andes Tropicales y nuestros territorios amazónicos. Momento de agarrar nuestros herramientas y exigir que se implementen adecuadamente y empoderar a nuestras voceras”, agrega.
El evento también contó con la participación de Liliana Jáuregui del Comité Nacional Holandés de la UICN (UICN NL) y Ana Di Pangracio de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) quienes hicieron énfasis en las diversas amenazas que enfrentan las defensoras, como también los diversos marcos y herramientas que contribuyen a combatirlas, como el Acuerdo de Escazú.
Además, se contó con un panel con lideresas indígenas de Perú y Ecuador quienes compartieron sus experiencias desde el territorio como defensoras del ambiente. Ellas son Aide Chaeta de la Federación Nativa del Río Madre de Dios y Afluentes (FENAMAD), Fanny Kaekat Utitiajla de la Unión Regional de Pueblos Indígenas de Atalaya (URPIA) y Maribel Camayteri del Pueblo Shuar Arutam (PSHA).
Las tres coincidieron en cómo las diversas amenazas contribuyen un obstáculo en su labor de defensa del ambiente y que es necesaria mayor articulación entre organizaciones y exigencias a los estados.
A partir de este evento se espera la elaboración de un informe con recomendaciones para garantizar espacios seguros y redes de apoyo para las comunidades, al tiempo que se promueven los derechos humanos, la justicia de género y la protección ambiental.
Panorama a nivel global
A nivel global, las personas defensoras se enfrentan a riesgos constantes, y en Sudamérica, la situación es especialmente alarmante. Esta región continúa registrando algunas de las tasas más altas de asesinatos y ataques, con Colombia, Brasil y Perú destacándose entre los países más peligrosos para quienes defienden el medio ambiente y los derechos humanos.
Frente a estas amenazas, compromisos internacionales como el Marco Mundial de Biodiversidad Kunming-Montreal y el Acuerdo de Escazú son esenciales para garantizar un mundo justo y sostenible. Estos acuerdos no solo buscan proteger a los pueblos indígenas y las comunidades locales, sino que también son fundamentales para salvaguardar a los derechos humanos, promoviendo un entorno seguro para su trabajo.
Fotos: Cristian Diaz / SPDA