El Marco Global de Biodiversidad es un acuerdo que establece 23 metas específicas para conservar la biodiversidad y detener la pérdida de los ecosistemas a nivel mundial. En el 2022, aproximadamente 188 países suscribieron este acuerdo. Para su cumplimiento, las naciones se comprometieron a adoptar diversos procesos y mecanismos adecuados para la protección de la biodiversidad.
En ese contexto, el Acuerdo de Escazú representa una oportunidad para dar cumplimiento con específicamente tres metas del Acuerdo Global de Biodiversidad: relacionadas con la participación pública, el acceso a la información e igualdad de género.
Sobre este tema, el último sábado 26 de octubre, se desarrolló el evento “El Acuerdo de Escazú como catalizador del Marco Global de Biodiversidad en América Latina”, un espacio en el que especialistas de Perú, México y Argentina analizaron sobre cómo el Acuerdo de Escazú resulta fundamental para el cumplimiento de las metas del Marco Global de Biodiversidad.
Ignacio Rocangliolo, representante de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH), explicó que, con el Acuerdo de Escazú, se cumpliría la meta 21 del Marco Global de Biodiversidad:
“El Acuerdo de Escazú reconoce el derecho al acceso a la información. Eso está muy relacionado a la meta 21 del Marco Global de Biodiversidad. Esta meta no solo habla de la generación de conocimiento científico, sino que esta información esté disponible y a disposición de la gente, de manera que sea accesible”, aseguró.
Por otro lado, Heidy Collanqui, miembro del Encuentro de Juventudes por Escazú (ENJUVES), destacó que ambos acuerdos están vinculados por el componente de la participación pública:
“El Acuerdo de Escazú con el Marco Global de la Biodiversidad tienen varias cosas que las vinculan, en especial porque el Acuerdo tiene un componente que es la participación pública, algo que las juventudes necesitan, y que en el Marco se ve reflejado por esta oportunidad que tienen la juventudes en la conservación de la biodiversidad de nuestros territorios”, señaló.
Foto: Diego Coll / SPDA
De manera complementaria, Laura Lapalma, de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), destacó el componente de género que existe tanto en el Acuerdo de Escazú como en el Marco Global de la Biodiversidad:
“El Marco Global de Biodiversidad ha sido muy fuerte en temas de género, tiene una meta específica, que llama a la acción a los Estados, teniendo en cuenta la desigualdad a la que se encuentran las mujeres. Y, en cuanto a Escazú, tiene una mención específica de género, que es el artículo 7, donde establece la obligatoriedad de generar condiciones propicias para una participación pública, desde el punto de vista económico, social, geográfico y de género”, precisó.
Perú no ratifica el Acuerdo de Escazú
Durante el presente conversatorio, Francisco Rivasplata, asesor legal de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA), explicó que el Acuerdo de Escazú no ha sido ratificado en Perú debido a diversos factores como, por ejemplo, a que se tejieron mitos sobre este tratado. En esa línea, precisó que se ha perdido la oportunidad de fortalecer nuestra gobernanza ambiental.
“Creemos que se ha perdido una gran oportunidad para que el país pueda desarrollar proyectos sostenibles y sostenidos en el tiempo porque consideramos que el Acuerdo de Escazú fortalece la gobernanza ambiental, y la participación ciudadana, que es importante para evitar, por ejemplo, los conflictos ambientales”, indicó.
En este conversatorio participaron el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA), la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), el Encuentro de Juventudes por Escazú (ENJUVES), Reforestemos México, la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH) y la Comisión Mundial de Derecho Ambiental (UICN).
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