En 1996, Pedro inició sus trabajos en su parcela de 11 hectáreas. En la actualidad, dentro de esta se ubican 7 purmas, espacios donde se ha logrado reforestar un bosque que también sirve de punto de alimentación de diversas especies. En este lugar- que, además, brinda beneficios contra plagas, recuperación de suelo y almacenamiento de carbono-crecen especies maderables, plantas medicinales y plantas ornamentales. Todo lo trabajado por este hombre es una muestra de lo que se puede lograr promoviendo el desarrollo sostenible de la Amazonía.
Para Pedro, la idea de continuar mejorando no es por beneficio propio. Prueba de ello es el énfasis con el que trabaja el cultivo de especies forestales nativas como el cedro, pues si bien se cree que este tipo de árboles no dan una “recompensa” actual, la idea es pensar en las próximas generaciones, es decir, ver esta labor como una mejoría para la humanidad y demás seres vivientes que necesitan un espacio natural.
Según cuenta el propio Pedro, son varias las asociaciones dispuestas a manejar los terrenos otorgados por el Estado de manera responsable y con todos los beneficios que representa el acceso a una CUSAF. Hay que recordar que este tipo de contratos están regulados por la Ley Forestal y de Fauna Silvestre (Ley N° 29763) y son otorgados por 40 años renovables en una extensión no mayor de 100 hectáreas. Con esa modalidad, los agricultores adquieren seguridad jurídica y obligaciones en tierras forestales.
Hasta el momento son más de 500 familias en proceso de otorgación de CUSAF, gracias al trabajo del proyecto AgroFor, conformado por la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA), el Gobierno regional de San Martín, el Instituto Global para el Crecimiento Verde (GGGI), el Centro Internacional de Investigación Agroforestal (ICRAF) y el apoyo de la Iniciativa Internacional de Clima y Bosques de Noruega (NICFI). ¿El reto? Lograr que sean miles las familias beneficiarias, así como la del incansable Pedro.