La Reserva Nacional de Illescas conserva una muestra emblemática del desierto de Sechura y fue establecida como tal diez años después de permanecer como zona reservada, una categoría temporal de protección que se aplica espacios con potencial de convertirse en áreas naturales protegidas.
“En el 80 se hace un estudio del cóndor acá en Illescas, donde nos dicen que el cóndor es migrante […]. Con esa emoción, llego a ser guardaparque oficial, el primer guardaparque de la reserva. Y comienza un trabajo titánico: el comenzar a ver cuál era el misterio que guardaba el macizo de Illescas”, recuerda Martínez en el documental.
El cóndor andino, así como el zorro sechurano, son dos de las especies emblemáticas que habitan esta zona. En el caso del cóndor, incluso se conoce que es el único espacio costero en el que llega a anidar. Características como estas, además de sus imponentes desiertos que encuentran al macizo de Illescas, y las condiciones generadas por la península del mismo nombre, componen paisajes espectaculares que son mostrados en el filme.
“El cóndor andino ha encontrado en Sechura condiciones adecuadas para poder desarrollarse, como son los acantilados de las partes más altas y la disponibilidad de alimento en todo el borde costero de Illescas”, indicó Aldo Aguirre, jefe de la reserva.